
El Orgullo de ser Salvadoreño (III)
Decía anteriormente que debemos sentirnos orgullosos de ser SALVADOREÑOS, especialmente porque, definitivamente, somos una RAZA ESPECIAL; que, a ciencia cierta, como nadie sabe de dónde venimos, los titulares de todas las formas de neocolonialismo creen que nosotros no sabemos para dónde vamos.
Conscientes de nuestro pasado incierto, los estudiosos no terminan de ponerse de acuerdo que si somos Chortis, que si somos Lencas o que Chortis-Pipiles o que Potones o que Mayas. Y por último que mejor PIPILES.
Pero fíjense que los PIPILES no eran más que unos inmigrantes consecuencia de la guerra civil a la caída de TEHOTIHUACAN por problemas en la sucesión dinástica al trono de Tula. Imagínense que desde entonces vienen nuestros problemas, pues vino gente amargada a meterse a nuestras tierras y, de ser así, seguir con sus broncas hasta el sol de nuestros días.
Mientras se ponen de acuerdo los estudiosos mejor no nos hagamos cargo de pasado ni antepasado alguno y peor del que nos atribuyen. Y, mejor sintámonos orgullos de que como salvadoreños somos una RAZA ESPECIAL que sencillamente nacimos ayer. Y ya no le busquemos (y, peor, ya no dejemos que otros nos busquen) más allá.
